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a mi edad

Siempre creí que la solución a todo este caos en mi interior, era por fin dejar que pasara lo que veníamos evitando. 

Y así fue, el perfecto fin de semana, con bebidas que me hicieron olvidar el orgullo y a ti te devolvieron las ganas. 

No es que no tuviera claro que lo que tu sientes por mi, no tiene nada que ver con lo que yo siento por ti. 

Pero uno es joven, y las tuercas se le aflojan cuando las copas se te pasan. 

Tan fácil como haber dicho no, con la diferencia de un si a contra luz. 

Era el lugar menos esperado y la persona menos indicada, pero me atrapaste, y no es que tuvieras que hacerlo, hace ya meses que mi corazón venía estando en tus manos, al igual que mis deseos. 

Y tal vez tus manos se deslizaron tan rapido que no me dieron tiempo de arrepentirme, de pensarlo, de detenerte. 

No es que me faltaran ganas, pero las palabras se te escurren de los labios sin pensar las heridas que puedes causar.
Y en una simple propuesta de medio renglón el tiempo paso sobre mis pupilas, y todo lo que era oscuro por fin se aclaro, no pudiste haberlo dicho mejor, ni de una manera mas dolorosa. 

Tan simple como pasional, tan poco como casual, tan facil como sin amor. 

Y mi mundo se detuvo, y mis manos se apagaron, y las ganas se murieron. 

Era el día menos planeado, en que por fin decidimos darle rienda suelta, y sin saber tropecé con mi inocencia, así tire todas mis ganas en un arrebato de autoestima colosal, lista para aplastar todo sentimiento tonto que llegaste a despertar en esa noche. 

Siempre supe que no debia hacerlo, mas sin embargo cedí. 

Y fue (tal vez) lo que esperábamos (al menos yo) para darnos cuenta que  no podemos coincidir en sentimientos mutuos, sigue siendo el mismo corazón roto de todas nuestras historias pasadas, nunca han sido puntos suspensivos, fue un final rematado 3 veces.